Me senté a tomarme un frappe con mi yo de hace 10 años
Cada día más orgullosa de mis letras..
Ella llego corriendo pegada al celular mientras me saludaba y no paraba de trabajar. Yo puse mi celular en la mesa y le pedí que se regalara 10 minutos para nosotras, lo iba a valer.
Ella pidió un frappe al caramelo y yo un frappe de vainilla con fresas, me pregunto que ¿cómo se deja el café? Y luego le respondí que no le iba a costar dejarlo porque se iba a dar cuenta sola cuanto la aceleraba y lo iba a soltar fácilmente.
Me dijo que estaba agotada y que sentía que solo hacia y hacia, que no veían su valor así hiciera todo y más de lo que estaba en sus manos y obtuviera resultados excelentes. También me contó cuanto se frustra cuando los otros no logran ver todas las mejoras, avances y facilidades que implican los pequeños cambios. Me dijo que le gustaría enfocarse más en ofrecer servicios, cursos y talleres como independiente, ya no quiere trabajar más para otros sino con otros. La escuche pacientemente y solo le recordé tener en mente lo que desea de verdad, le pedí que se recordará a diario que ella ve el mundo diferente y no hace falta que otros lo vean como ella.
Me pregunto que si hice las paces con el compromiso y el amor, le conté que nos fuimos a otro país a vivir juntos, tenemos 2 perritas, me pidió compromiso en Japón y ahora esta en camino nuestra hija. Lloró de felicidad, no se lo podía creer, aún duda que puede amar y ser amada. Solo le recordé que todo se acomoda si se permite seguir siendo ella, que ya llegará quien ame todas esas partes completamente.
Me pregunto que qué iba a hacer siendo mamá, que cuales eran mis planes… y por primera vez le dije que no tenia. Que aunque tengo mis trabajos y mi negocio me estoy replanteando todo y me siento cómoda por el momento disfrutándome día a día el embarazo. Le conté que me di cuenta que ser mamá es un sueño profundo hecho realidad y que amo tener mi pancita y hablar con mi pequeña todo el tiempo.
Me pidió un consejo y solo le dije que fuera ella misma, que creyera en sus sueños aunque parecieran una locura y que nunca dejará callar su voz. Me abrazo con nostalgia y volvió a coger el celular con impaciencia para trabajar.
Me agradeció por el frappe y me recordó que siempre puedo volver a ella, que ella sabia que se podía sentir orgullosa de mi en todos los tiempos. Me dijo que no era amante de ninguna promesa (en eso seguimos manteniendonos igual) pero que iba a empeñarse más por descansar y disfrutarse la vida.
Salió corriendo a responder otra llamada y me dijo que esperaba volver a vernos pronto.